Recuerdo de Mario

Recuerdo de Mario

Por Magdalena Vionnet

Mario Valls, suena simple como su persona y su vida, la que tuve la suerte de haberla transitado a su lado por 26 años. Fueron años de mutuo conocimiento, de ayuda personal, de viajes, de compartir nuestras familias, siempre con alegría, siempre recibiendo de él cariño, comprensión, amistad, consejos, aún referentes a mi profesión de escribana. Valoro su obra no como jurista, ni como experta en la materia, la valoro en razón de haber visto todo su ser puesto a su amor por el derecho y el trabajo. Fue un trabajador y educador incansable, no tenía límites cuando encaraba un tema, todo fue realizado por su esfuerzo personal, sin secretarios, sin ayudantes, sin nadie que " manejara su agenda". Supo enfrentar la tecnología, no titubeo en pedir ayuda y sentarse frente a una computadora, que desde ese entonces fue su pluma, con todo lo que acompañaba ese aprendizaje, aún el haber tenido, en repetidas veces, que volver a tipear un texto, un trabajo por extenso que fuera. Fiel a su personalidad, nunca dejaba de atender a nadie, no importaba quien era, él siempre junto al teléfono (de línea) tomaba al segundo la llamada, Quien estaba a su lado oía aconsejar sobre un tema, dar su parecer, no esconder nada, facilitar el trabajo, si era necesario, completar su opinión por escrito. Corregir ponencias, artículos, ser tutor en aspirantes a un doctorado, prologar libros de colegas y discípulos. Como expresé, no tenía ayudantes para su trabajo, algunos que recuerdo, le llevaron gran parte de sus días, como las "fichas" con las que compaginaba el trabajo para el Digesto Jurídico Argentino, siendo coautor con la edición comentada del mismo, en materia de Recursos Naturales (La Ley SAE e I-2014). Probablemente no sepa expresar ni comentar la línea de su pensamiento jurídico, pero si decir que aplicaba en su vida diaria todo lo que pregonaba en favor de un ambiente sustentable. Para el mundo del derecho fue un escritor incansable, amigable componedor, fuente de inspiración, consejero sin reticencias, pero debemos destacar que fue un ser humano excepcional, llano, humilde, sencillo, culto, dador de afecto y de cariño. Mario Valls, deja un vacío, el que todos estamos obligados a llenar volcando sus enseñanzas, enriquecidas por cada uno, tanto jurídicas como personales, para así concluir su inmensa tarea.

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